Imperdibles...

Discúlpeme pero no, no me hace falta un aplauso para sentirme bien. Sólo aquel que es inseguro le gusta disfrazar con un montón de halagos su debilidad.

Martín Valverde

sábado, 30 de mayo de 2009

Bolivia. Primer destino: Santa Cruz de la Sierra

Como comenté algo en la anterior entrada, no podría comentar, difundir y exponer sobre testimonios de vida (como hiciese con Samuel o con Felipe) sin comentar la mía propia; escribir sobre mi experiencia en Bolivia. Corremos un peligro como bien advirtió un amigo mío: “quien va a Bolivia una vez podría estar hablando a cerca de ella durante horas. El que va dos o más veces lo mejor que hace es no abrir la boca”. Nos aventuraremos a ver qué ocurre…

Mi experiencia más intensa sucede en las comunidades campesinas de la Siberia boliviana. Geográficamente se encuentra casi en el centro de Bolivia, en la región de los Valles, los Valles Interandinos. Existe algunas inexactitudes entre lo que allí has vivido y los mapas que encuentras por ahí. Oficialmente, las comunidades pertenecen al departamento de Santa Cruz, cantón Torrecillas, etcétera… Realmente, uno agarra un mapa, medio vislumbra donde hemos estado y parece que pertenecen más a Cochabamba que a Santa Cruz… pero bueno, eso son otras historias.


La llegada a las comunidades viene precedida por un proceso de adaptación a la realidad, al ritmo, a la cultura… que en mi caso fue muy bucólica. Debo reconocer que estuve tres años “preparándome” para ir la primera vez a Bolivia de Campo-Misión. Ese periodo de trabajo tiene sus pros y sus contras, aunque realmente creo que tiene más ventajas que inconvenientes.

El caso es que cuando llegas, por lo menos a mí, nada más bajar del avión, las ganas, el ansia (cierto es que poco exteriorizado) y la emoción, consiguen elevar tu ilusión y tu forma de idealizar la situación a la enésima potencia. La primera serie de fotos que hice (en mi pasado como fotógrafo) de Bolivia la titulé “el país que huele a dulce”. Así es como me olía Santa Cruz cuando bajé del avión. Esa es tu primera sensación de ese maravilloso país, Santa Cruz de la Sierra. Una ciudad aparentemente caótica donde en los cruces los coches que tienen preferencia son los que pitan primero. Ciudad calurosa en la que un 20 de diciembre a 40 grados los negocios se decoran con nieve artificial de corcho. Una ciudad invadida por los taxis, radiotaxis, trufis, micros y demás medios de transporte públicos. Ya comentaba Ismael Serrano en uno de sus conciertos, que un día viajó a La Paz y en un muro ponía escrito: “en ésta ciudad hay más radiotaxis que sentimientos”. En realidad creo que Santa Cruz es una ciudad apasionada (para llevar la contraria). La gente vive con pasión su día a día, aunque debemos reconocer que a lo mejor hay gente un poco “güevona” por ahí, pero bueno, en todas las casas se cuecen habas (“será por culpa del calor” decía uno).

De Santa Cruz te queda lo que puede ser una visión, salvando diferencias, de un país de altísimos contrastes; paseas por las calles y lo mismo ves un chalé al estilo “pasión de gavilanes” que te encuentras una casa a punto de caerse. Es imposible hablar de Santa Cruz y no hacer referencia a la situación política. Santa Cruz lidera, o eso dicen ellos, el grupo de “la media luna”. Alianza política de los departamentos (aquí comunidades autónomas) que no están de acuerdo con el presidente Evo o se oponen a su política. No me gustaría entrar mucho más en el problema en lo que quiero que sea un recuerdo de lo vivido en el país. Tampoco sería justo, pero bueno, debe ser un comentario objetivo porque lo primero que ves en la Plaza Metropolitana 24 de septiembre es un enorme cartel en el que se lee: “Somos Autónomos. Fuerza Cruceña. Sigamos haciendo historia”. Supongo que el cartel irá cambiando según el tiempo en el que se encuentren, pero siempre hay referencia a la tan añorada autonomía. Pegatinas “Yo voté a la autonomía y… ganamos carajo!!”, carteles de Rubén Costas (prefecto, presidente Gobierno Departamental) y muchas banderas del Departamento.

La Plaza es el centro neurálgico de la ciudad. Como curiosidad llama la atención la presencia de perezosos en los árboles (¡qué bicho más feo y más aburrido!). Llama la atención los puestos de limpia botas que están instalados en uno de los laterales de la plaza. Llama la atención los gritos en las esquinas ya que se multiplica el volumen cuando pasamos cerca: “¡Cambio dólares! ¡Cambio euros!”

Santa Cruz es una ciudad construida en anillos. Si uno observa una foto aérea de la ciudad podrá apreciar perfectamente ésta división. Personalmente me costaba diferenciarlas in situ. El hermanito Antonio me decía: “pero mirá vos… tienes el anillo justo delante de ti”. Mi contestación siempre era la misma: “lo siento hermano, no lo veo”. Adivinabas en qué anillo te encontrabas echando un vistazo el nivel económico de la gente que vivía allí. Anillos más céntricos, anillos con más plata. Anillos más exteriores, anillos con menos plata.

Según vas alejándote del centro, el paisaje urbanístico va cambiando con radicalidad. El caos reina mucho más en los anillos periféricos que en los centrales. El desorden, rozando la locura, te lo encuentras en el mercado de La Ramada. Millones de comercios, puestos en la calle, comida hecha en los “cachivaches” con ruedas; esa misma comida que te dicen en sanidad exterior que no puedes comer y está riquísima. La verdad es que una mañana en el mercado es para los valientes. Eso sí, encontrarás de todo lo que busques.

La visión de los últimos anillos es totalmente distinta a lo que has visto antes. En los terrenos periféricos a Santa Cruz, en algunas zonas, aún no han llegado ni el agua, ni el asfalto y mucho menos el sistema de alcantarillado. Debido a esto puedes encontrarte con dos tipos de viviendas: las “platudas” que no necesitan que el ayuntamiento les coloque nada de eso o las que no son platudas, que si necesitan que el ayuntamiento les ponga agua, asfalto y alcantarillado. Éstas últimas vive exactamente igual que en el campo, pero a las puertas de la ciudad. Como una vida paralela a la ciudad.

Santa Cruz es la primera parada en mi viaje hasta las comunidades campesinas. Es la primera parada donde sientes la acogida de las personas bolivianas. Es la primera impresión de la vida en Bolivia. Los días en Santa Cruz pasan rápidos, pues no debemos pararnos mucho, hay que recordar que hemos llegado para estar en otro lugar. Nos dirigimos a “la Surumi” o Trans. Suizo o… cada año cambian de nombre. Nos dirigimos a tomar la flota (el bus) para Comarapa. ¡Eso sí que es un viaje! El bus a Comarapa…

2 comentarios:

Alijodos dijo...

Que viaje amigo...Se de propia palabra los entresijos del viaje y se te ve apasionado con este pais, mucho mas de lo que escribes, que ya es mucho...seguiremos el viaje...

Pastora dijo...

Impresionante relato, lo acabo de ver y excepto lo de que huele a dulce coincido con todo lo demás....ya te facilitaré el mio. Besitos. Pastora